sábado, 8 de noviembre de 2008

Vincent Van Gogh: aproximación fenomenológica hacia una idea de locura y genialidad

"Tengo casi la certidumbre de que
estos cuadros os transmitirán lo que
yo no puedo expresar con palabras"

Vincent Van Gogh


Locura siempre ha sido un término que repele y, también, nos atrapa. Repelemos lo que es desconocido, sin embargo, en ocasiones somos atrapados por esta falta de conocimiento a lo que no conocemos. Es la falta de conocimiento o de saber, lo que nos sumerge a entender lo que es indeterminado por el ser humano y es el mismo ser humano, como hombre pensante, quien se ha encargado de determinar lo indeterminado. Absolutamente todo tiene un significado, y cuando nos encontramos ante la falta de sentido o significación somos nosotros mismos quienes tratamos de entender y de darle un sentido según nuestra propia subjetividad. De esta manera nos apropiamos del sentido y lo hacemos común.


La normalidad, o al menos, lo que entendemos por normalidad según las leyes Aristotélicas, es el punto medio entre los extremos. Esta ley naturalista es usada en cualquier aspecto de nuestra vida cotidiana; no racionalizamos sobre ella, tan sólo la usamos sin percibir que estamos ante la magia del equilibrio de la especie humana. No obstante, para algunos, la normalidad se encuentra en los extremos. Tal es el caso de Vincent Van Gogh, quien quiso regalar su oreja mutilada a sus tan queridas prostitutas. Van Gogh se aísla del mundo real y va tras la esencia de las cosas. Busca el ser de los objetos y de las personas: el color. "Pues en lugar de reproducir con exactitud lo que tengo delante de los ojos, prefiero servirme arbitrariamente del color para expresarme con más fuerza".


Estamos al tanto del alcoholismo y de las constantes patologías mentales que el pintor holandés presentaba, podríamos pensar que su depresión o su estado esquizofrénico es lo que no le deja en paz para poder realizar su obra, sin embargo, aquellas situaciones fueron las que provocaron en él esta visión de supra realidad, basada en la búsqueda de la perfección de la imagen y de su representación. "Ahora que he visto el mar aquí, experimento de pronto la importancia que tiene permanecer en el Sur y sentir que falta todavía llevar el color hasta su último extremo".
Su percepción del mundo se basa en lo que los objetos y personas reflejan. El carácter de ellas se daba en la intimidad de su visión y su oficio. Es su inestabilidad mental quien descubre aquellas diferencias fundamentales a la hora de expresarlo en sus pinturas. En la pintura de Van Gogh no vemos girasoles, puentes o retratos. Lo que percibimos, por medio de nuestros sentidos, es el color que el objeto le representaba: el ser del objeto. Vemos los colores y las formas que Van Gogh le otorgó en ese momento reducido e instantáneo y nuestra percepción está estrictamente determinada por ese movimiento en el cual el artista abstrae y luego entrega su impresión de lo percibido.


En este caso, la anormalidad o locura –como también podríamos llamarle-, es parte fundamental del acto de creación. El factum de la enfermedad es la genialidad, y esta genialidad es la visión alejada de la tradición.

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